Desde mi, el proyecto me hace sentir vivo de nuevo, ha resucitado al artista que llevo dentro y obviamente la posibilidad de reeditar la magia cómplice que se da entre el actor y el público en el fantástico momento de la creación y la interpretación.
Magia que se estableció desde el primer instante del reencuentro con los demás compañeros de ruta.
Desde nuestra adrenalina en el primer ensayo, ansiosos todos por mostrarnos de pié.
En la tristeza de la despedida, aunque fuera por poco tiempo, porque seguramente todos hubiéramos querido quedarnos en la sala de ensayos prorrogando eternamente la ceremonia de redescubrirnos y disfrutarnos en nuestros talentos.
Desde lo contextual, es la posibilidad de mostrar nuestras vidas tan similares a las de los demás en alegrías y miserias como el público no imagina.
Desmitificar aquello de que, vivimos en un permanente estado de felicidad y que somos de plástico. La gente sólo nos ve en nuestros mejores momentos, con nuestra mejor apariencia e idealiza una imagen de nosotros que espera ver a cada vez que nos cruce y de no ser así, del cielo en que nos pusieron, nos arrastra al fango de la desilusión
sin perdonarnos, tal vez, el que seamos tan seres humanos y mortales como ellos lo son, alimentados por la ilusión que les produce el creer que, pueden hacer de su vidas, algún día el mundo de fantasías que les planteamos como real desde nuestra actividad actoral.
ESCORIA, muchos llevamos dentro.
ESCORIA es mucho de los que nos rodea en la vida.
ESCORIA es la vida de muchos.
¿ES CORIA? el mago del tenis? JAJAJA....
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