miércoles

"Escoria" llegó a la mesa de Mirtha


El viernes almorzamos con Mirtha Legrand

Este viernes, Muscari y 5 de sus actores de "Escoria": Gogo Rojo, Cristina Tejedor, Hector Fernandez Rubio, Julieta Mañaga y Liliana Benard; almuerzan en exlusivo en un programa dedicado a "escoria" con la Sra. Mirtha Legrand. ¡No te los pierdas! - América televisión, 13:30 hs, viernes 2 de octubre.

jueves

La "escoria" de Muscari

"Creo que el valor de que yo haga ESCORIA hoy, es la reflexion en vivo y directo de que mi propia fama es efimera...
que todo mi reconocimiento, mi estar de moda, mi EXITO, es y sera relativo
Creo que esta bueno, para mi, como busqueda, en medio de ser tapa de los diarios, hacer notas en tv, llenar teatros con todas mis obras, trabajar con Moria, tener mi proximo contrato firmado de teatro comercial, etc, etc...hacer ESCORIA tranquilo autogestivamente con actores que me muestran su deseo de simplemente actuar y estar, de pertenecer a la profesión. Eso si que esta bueno si, ESTOY SEGURO QUE TODO LO BUENO Y MALO QUE ME PASA ES PASAJERO y se que ESCORIA esta angelada, como pocas de mis obras es labor mia y de quienes me siguen, entenderlo y ayudarla a seguir, su rumbo EFIMERO DE FAMA"...

miércoles

Crítica, revista Siamesa

Escoria -el lado B de la fama-, de José María Muscari.
En primera personaPor Perez Artaso Ariana."ESCORIA somos un poco todos.Miralos, mirame, mirate".José María MuscariBusqué en el diccionario la palabra “bizarro”, porque creo que es un término que está de moda, y la moda hace que los sentidos se desvirtúen. Para mi sorpresa, la Real Academia Española lo define como “generoso, lucido, espléndido” o “esforzado, valiente”. Entonces sí, si esto quiere decir bizarro, puedo decir con soltura de palabra y convicción que Escoria –El lado B de la Fama-, la nueva propuesta de Muscari, es una obra completa y absolutamente bizarra.Generosa porque da, sin escatimar en colores ni en gestos, sin vergüenza al ridículo, con la sinceridad que tienen aquellos a los que ya no les importa tanto lo que pueda pasar –lo que pasó, parece ser más terrible-.Lucido y espléndido porque es una obra que está de fiesta. Y dentro de este festejo las imposturas se caen y los brillitos de las estrellas se destiñen, pero no por eso se vuelven opacos.Esforzado y valiente porque nos habla de lo que pasa cuando hacer lo que te gusta se termina. Porque cuenta que detrás de los figurines de revistas, telenovelas o programas para chicos hay personas que se pintan y se peinan de forma que nos parecen eternos, divinos y diferentes, pero que resultan permeables al paso del tiempo, que arranca de un solo tirón a lo que deja de ser novedad.Escoria es la historia de un grupo de actores y seres del espectáculo que alguna vez fueron maravillosos. Estos se reúnen para colgar banderines de colores y comer chicitos,celebrando el cumpleaños de un productor televisivo: el mismísimo Escoria, posible ángel salvador o puente de regreso del olvido.Pero Escoria es solo una excusa. Lo que presenciamos es la fiesta de la catarsis, la danza de lo pasado musicalizada por una banda de fantasmas. A Paola Paini la veía en Ricos y Famosos, y después la vi en otras novelas. Cuando fui a ver Escoria ella me sirvió un vasito de gaseosa con un rulero en el flequillo. Y creo que nunca la vi más linda.Osvaldo Guidi ganó un Martín Fierro por un papel secundario en Celeste. ¡Osvaldo Guidi me regaló una foto suya! Y además, me dejó elegirla: tenía con pelo largo y corto. Yo elegí con pelo largo, por supuesto.Julieta Magaña cantó su Batalla del Movimiento, pero también Yesterday, y me hizo llorar. Y daba gracia llorar en el medio de esa locura. Locura conmovedora; efectiva combinación.Marikena Riera, además de ser actriz, resultó ser un pájaro. Gogó Rojo hizo numerito de revista y todo. Héctor Fernández Rubio volvió a ser Efraín y Cristina Tejedor a ser gitana.Noemí Alan hizo su descargo e intentó exorcizarse de una gorra, Willy Ruano nos recordó que hubo una vez una Operación Jaja y una mejor Peluquería de Don Mateo. Finalmente, Liliana Bernard hizo justicia y barrió la escoria.Y si me permití escribir esta reseña en primera persona, es porque creo que de eso va la obra. Cada personaje es lo que es –o aparenta serlo-, al unísono con la pantallita de televisión que, de fondo, nos señala que es ella la que manda en ciertos planos de la vida.
Por suerte existen otros, y en el Teatro del Pueblo se los puede ver a ellos: actores frágiles y sensibles, en ese cambalache al que llamaron Escoria.
Dónde: Teatro del Pueblo. Av. Roque Sáenz Peña 943
Cuándo: Sábado - 21:00 hs y 23:00 hs - Hasta el 15/12/2009
Cuánto: $ 30,00 y $ 20,00
Ficha Técnica:
Dramaturgia y Dirección: José María MuscariActuan: Noemí Alan, Liliana Benard, Héctor Fernández Rubio, Osvaldo Guidi, Julieta Magaña, Paola Papini, Marikena Riera, Gogó Rojo, Willy Ruano, Cristina Tejedor
- Fuente: click aqui.

Crítica del diario Clarín

TEATRO
Con el pasado y con el futuro
Crítica "Escoria" Muestra a diez actores esperando a que un productor les dé trabajo. Y los enfrenta a sus historias.
Por: M.A.R.
La sala es pequeña y todos sus espacios están perfectamente aprovechados, de modo que nada ni nadie está de más. Un televisor proyecta todo el tiempo secuencias de programas en los que actuaron los protagonistas de Escoria y esas imágenes acompañan, sin interferir, el desarrollo de la pieza.La anécdota que se cuenta: un grupo de actores espera la llegada de un productor. Le preparan un cumpleaños sorpresa, con la ilusión de que les dé una nueva oportunidad. En la espera, cada uno representa una escena emblemática de su carrera, y también, de algún modo, exorciza su pasado. "Me gané un Martín Fierro y estuve cinco años sin trabajar", protesta Osvaldo Guidi. Como él, otros intentan sacarse los fantasmas del ayer. Noemí Alan explica, entre lágrimas, la foto que se sacó con una gorra militar y perjudicó su carrera. Hay más: muestran talentos ocultos. Con gracia y entonación, Cristina Tejedor canta La última curda y Marikena Riera baila.Sin embargo, lo fundamental es que Escoria tiene gancho. Es difícil ceder a la tentación de ver en vivo a artistas que marcaron momentos altamente significativos. Hay una generación a la que frente a Liliana Benard le aflora el recuerdo de la hermana Felipa de Andrea Celeste, que al ver a Héctor Fernández Rubio no puede dejar de transportarse en el tiempo, ver a Efraín y revivir las tardes de café con leche y Señorita maestra. Y que ante la presencia de Julieta Magaña tiene que contener la emoción y el deseo de cantar y bailar La batalla del movimiento (en la obra, la canta). José María Muscari persevera con la transgresión. Esta vez, escribió y dirigió una obra que compromete la humanidad de estos actores que saben de "la rueda de la Fortuna". Pero lo hizo con el respeto y la ruptura necesarios para alcanzar el justo equilibrio. Escoria transita por la nostalgia, el dolor, el resentimiento, la alegría y el humor sin desbordes. Y hace hablar a los artistas de sí mismos. Paola Papini cuenta que eligió la vida en el campo. Willy Ruano relata cómo su hijo le dio la fuerza necesaria para enfrentar un serio problema de salud. Gogó Rojo vuelve a ser vedette.Escoria los muestra como lo que fueron, pero también refleja la otra cara de la moneda: los expone como personas a las que la propia obra exhorta a ser distintas de la construcción de la mirada del otro. A que sean alguien sin la máscara de sus personajes. A vivir el presente.La pieza con la que suben al escenario pone en juego sus historias personales, sus esencias, sus éxitos y sus frustraciones. Los pone en juego enteros. Y salen airosos. El público, emocionado y agradecido.«

nota de tapa de CLARIN...hoy!


TEATRO
Un experimento provocador
La obra que dirige José María Muscari en el Teatro del Pueblo reúne a diez actores que vivieron su momento de fama y hoy estaban prácticamente alejados del circuito. Les toca hacer de ellos mismos.
Por: María Ana Rago
El encuentro fue en la casa de Muscari. Los diez actores del elenco, más su director, se dieron cita en ese departamento de San Telmo, al que el joven teatrista se acaba de mudar y en el que todavía faltan comodidades, pero sobra hospitalidad. Más que la escena de una entrevista para un medio gráfico, parecía la puesta de una obra teatral. Contra la ventana, una mesa con tortas, masas, café y gaseosas invitaron a una dinámica especial para un reportaje. A conversaciones de a pares, tríos o de todos juntos, de pie o sentados, sobre trabajo y sobre la vida. La excusa era el estreno de Escoria (El lado B de la fama), en el Teatro del Pueblo. La entrevista a sus protagonistas reveló a un elenco heterogéneo que inevitablemente lleva a abrir el arcón de los recuerdos, a descubrir a las personas que hay detrás de esos personajes que calaron hondo en el público y a tratar de entender quiénes son realmente Noemí Alan, Liliana Benard, Héctor Fernández Rubio, Osvaldo Guidi, Julieta Magaña, Paola Papini, Marikena Riera, Willy Ruano, Gogó Rojo y Cristina Tejedor.Casi todos querían trabajar con José María Muscari, autor y director de Escoria. Y ahora, como los propios actores definen, están en "la cornisa", sienten una "adrenalina muy fuerte". "El desafío era trabajar con lo que está en el inconsciente colectivo acerca de nosotros. Y en parte, eso es también una ficción", explica Guidi. Sus personajes en la obra son, en enorme medida, ellos mismos. En la puesta, llevan sus propios nombres y apellidos, y todo lo relativo a sus biografías que dicen en escena es real. "Pero también hay muchas cosas que hago en la obra que no haría Osvaldo Guidi: jamás iría a la fiesta de un productor, jamás le contestaría mal a un compañero. Por eso hay realidad con mezcla de ficción", agrega. "El espectáculo es dulcemente cruel", resume. "Cruel con nosotros, con el medio, con el olvido, con los productores", añade Guidi.Cuando Muscari los convocó, no había texto escrito. José María investigó sobre ellos. Los dividió en dos grupos y los expuso a una suerte de terapia conjunta. Y así se fueron descubriendo unos a otros y Muscari pudo construir una obra que es "95% de realidad cruda y 5% fruto de la creatividad del autor", calcula Gogó. Una pieza que habla de estos diez actores, pero que pretende hablar de los artistas en general y de algún modo, de lo que puede sucederle a cualquier ser humano. "Los actores, un día estamos allá arriba y después, ahí abajo. Eso es continuo", expresa Paola.Había una idea inicial: "Trabajar sobre el fenómeno de la fama y qué pasa cuando una persona ocupa un lugar de alta exposición y después eso se vuelve cotidiano", explica Muscari. "Sobre la idea de un productor que no llega y que hay actores esperándolo, empecé a trabajar", relata. Eligió al elenco en función de que fueran artistas que ocuparon un lugar en el medio por sus trabajos actorales y no por ser mediáticos. "Y por otro lado, tenían que ser personas que no tuvieran expectativas de éxito con esta obra. Porque estamos en una sala chica, con dos funciones por semana (los sábados a las 21 y a las 23) y en cooperativa: cada uno se consiguió su vestuario", resume."Yo vivo en Maschwitz", cuenta Papini (hija de María Aurelia Bisutti), que se mudó allá hace cuatro años. "Tengo tantas ocupaciones en el campo, los hijos (Cristóbal, de 8 y Catalina, de 14), la casa..., que le había dado de baja a la televisión. Ayer la volví a poner y no podía creer lo que veía", dice. "Es escoria la TV", afirma quien organiza comidas y shows en su casa, junto a su marido, que es cocinero.Gogó regresó a la Argentina hace seis años, después de toda una vida viviendo y trabajando en el exterior. "Sigo a Muscari desde que llegué al país", asevera. "Y trabajar con él es un sueño realizado", confiesa. Volvió a Buenos Aires, "porque me hinché del mundo y porque quería estar junto a mi hermana (Ethel), que es lo único que me queda", dice."La convocatoria de Muscari me provocó seducción. Me pareció lindo que me llamaran para una obra para adultos y que la propuesta viniera de un director transgresor, que tiene un nuevo lenguaje teatral", dice Magaña. "Para mi carrera y mi persona, esta experiencia me enriquece", agrega quien desde hace nueve años es directora de programación en la Secretaría de Cultura de Vicente López. Además, hija de Angel Magaña y Nury Montsé."Para mí, Muscari era un desafío", dice Liliana. "Me interesaba ver qué podía hacer con nosotros, que somos de diferentes generaciones y venimos de distintos tipos de trabajo", continúa. "Y nos hemos amalgamado muy bien. Lo que sucede es mágico", afirma. "A mí no se me reconoce por el nombre, sino por Hermana Renata, Felipa, Carola. Y eso es muy bello, porque quiere decir que esos personajes entraron en el corazón de la gente y quedaron en su memoria", asegura esta actriz y escritora, sobrina de Elcira Olivera Garcés, de Abel Santa Cruz y prima de Leonardo Favio.Pero como nadie es igual a nadie, a Héctor le pasa algo diferente con respecto a la identificación con un personaje. "Me quería sacar un poco a Efraín de encima, porque realmente creo que Efraín comió a Héctor Fernández Rubio y que yo soy capaz de hacer otras cosas", dice. Escoria llega "en un momento de mi vida personal difícil: falleció mi mamá de 98 años y se suicidó una hermana mía. Y esta obra es un renacer de la vida para mí. Siento que ha llegado otro momento de sol y apuesto a mi profesión de actor", expresa Héctor, que se desempeña además como Maestro de Ceremonias de la Secretaría de Cultura de la Nación."Si esto no lo hubiese hecho Muscari, no se hubiera podido hacer. Tiene que ver con la luz y la magia que tiene él", dice Marikena, que tiene otro trabajo, además de actriz, en una oficina. Cristina Tejedor es otra de las que quería trabajar con Muscari. Ella trabaja en una Auditoría, desde hace nueve años. "Que me llamara José, fue un volver a la vida", reconoce. "En mi caso, yo no lo conocía a Muscari. Vivo recluída en mi quinta, con mis animales", dice Noemí, quien junto a sus hijos se dedica a criar perros y a su pensionado de animales, en Berazategui. "Y ahora me doy cuenta de que jamás fui dirigida por un director de actores, hasta Muscari", sentencia quien hasta hace 15 días ponía en escena su unipersonal."Yo tuve dos momentos muy importantes en mi carrera: uno con Alta tensión y otro con Operación Ja Ja, donde hacíamos "los chetos" con Pablo Codevilla y Silvia Pérez", repasa Ruano. Pero como se había recibido de contador, dejó el espectáculo y se dedicó a su profesión universitaria. En el 98 retomó el trabajo de actor, hasta que en el 2002 tuvo un accidente cerebrovascular. "Quedé hemipléjico y encima tuve un problema de familia bastante jorobado y decidí dejar el espectáculo. Ahora trabajo como remisero. En este país, en cuestiones de trabajo, los que tenemos más de 45 años somos muertos civiles, escoria", reflexiona. Ahora venía de una depresión y "encontré en José el respeto y el afecto que necesitaba". De todos, es el único que estaba apartado de la actuación. Aquí, en un experiencia teatral muy singular.«

lunes

critica en REVISTA INROCKUPTIBLES


Escoria. El lado B de la fama. Escrita y dirigida por José María Muscari. Teatro del Pueblo.

José María Muscari retorna, pero con variaciones, a un viejo y permanente tópico de su teatro: La fama. Podría decirse que éste es un tema sobre el que permanentemente piensa, a veces con admiración y otras con rechazo. Porque en realidad Muscari realiza, a pesar suyo tal vez, una mirada sumamente crítica de las industrias culturales en el modo de construir y determinar a los cuerpos, en su relación con la belleza y en el uso y abuso que las industrias culturales hacen sobre los individuos de los que se sirve para su propio crecimiento. Podríamos afirmar que se sirve de las ideas de Theodor Adorno sin haberse relacionado siquiera con su pensamiento.
Escoria no es lo que parece. No se trata de trabajar sobre la basura, sobre los restos. No es un modo de calificar al nutrido grupo de actores que utiliza en esta ocasión, sino el apellido de un ficticio productor al que estos actores desempleados quieren homenajear organizándole una fiesta de cumpleaños, aunque no se puedan poner de acuerdo sobre el nombre de pila. Lo único que importa de ese cuerpo ausente es que es una potencial fuente de trabajo.
Esa es la línea argumental que le sirve como excusa para poner en escena a un grupo de actores que entrará rápidamente en la dimensión emocional del espectador. ¿Quién no recuerda a la Tana Alan en sus participaciones televisivas provocando con su cuerpo despampanante? ¿O a la buena de Liliana Benard, o la seducción en la revista porteña de Gogó Rojo, o la teatralidad en los trabajos televisivos de Osvaldo Guido, o a Willy Ruano, o las canciones de Julieta Magaña, o a Paola Papini, o a Marikena Riera, la antagonista de Andrea del Boca, o a la eternamente rubia y mala Cristina Tejedor? Y ni qué decir de Héctor Fernández Rubio, célebre por su metáfora sobre las blancas palomitas en la mítica escuela en la que Jacinta Pichimahuida enseñaba a un grupo de díscolos niños.
Como puede verse, son los 80 en escena con algunos retazos de los 90 mostrándose cruelmente en toda su decadencia. Pero no por ellos. No. Por la industria que en algún momento los utilizó para luego dejarlos descartados, teniendo que hacerse cargo ellos mismos, y en soledad, de su propia psiquis y sensaciones.
Muscari los homenajea, los construye con piedad y ternura. Los deja hacer aquello por lo que la gente los recuerda pero diez, veinte años después. Y parece que al tiempo que los exhibe los acaricia, los abraza, para que ellos puedan pararse y decir “aquí estamos”. Soy remisero. Crío perros. Estoy sin trabajo. Soy sin ustedes.
El labo B de la fama es el abandono, es el brillo opacado. Pero por otro lado también nos permite reconocernos, como espectadores, en torno a la inocencia. Es ver que la seducción televisiva no estaba asociada a la prostitución y también es ver que aquellos hombres y mujeres gozaban de un talento que iba más allá de una figura impactante para la cámara de entonces. El trabajo de Noemi Alan en ese sentido es superlativo. Su emocionalidad, su furia, su ternura, su fragilidad. Todo aparece sobre el escenario, deja la vida. Y con talento. O ver a Gogó Rojo, quien nos permite ver qué era en nuestro país ser vedette. Hace una sutil coreografía, mueve una mano y transmite erotismo, no banalidad.
Muscari hace un espectáculo que se sirve del pasado para mostrar un tiempo cargado de mayor ingenuidad, pero que deja en evidencia la vacuidad del presente, el carácter prostibulario de un tiempo que opera igual, usando y tirando cuerpos sin ningún tipo de culpa, pero donde los de antes eran cuerpos con contenido. Lo que hoy se tira ni siquiera alcanza a penetrar en el imaginario como para sospechar que dentro de veinte años, un Muscari del futuro pueda hacer una Escoria con lo descartable del presente. Porque, parece decir el espectáculo a través de la interpretación, nuestro presente es descartable en sí mismo.
Federico Irazábal

sábado

critica en leedor.com



EscoriaPor Teresa GattoEscoria, el lado B de la famade José María Muscaricon Noemí Alan, Liliana Benard, Osvaldo Guidi, Juelieta Magaña, Paola Papini, Marikena Riera, Gogó Rojo, Willy Ruano, Héctor Fernández Rubio, Cristina Tejedor.Dirección General y Puesta en Escena: José María Muscari.Teatro del PuebloSábados 21.00 y 23.00 hs.Av. Roque Sáenz Peña 943 Bs. As.Te.4326-3606




Escoria, el lado B de la fama, se estrenó el sábado 12 de setiembre en el emblemático Teatro del Pueblo. Recordemos que, fundado en 1930, el Teatro del Pueblo se erigió en una de las primeras alternativas independientes de Argentina y América latina. Este dato que puede resultar anecdótico no lo es tratándose de una puesta de Muscari que pivotea entre el teatro comercial y el under, meciéndose sin vértigo entre dos opciones en donde lo antagónico no es sólo el modo de producir.Así llegaron al teatro del grupo Somi, una serie de artistas tan heteróclitos como las vertientes de las que provienen. Ahora, los sábados la sala se puebla de un grupo de artistas que se consagraron en el medio más comercial de todos, la TV, y en un caso, en una apuesta típicamente comercial como lo es el teatro de Revista.La historia es sencilla y cotidiana, un grupo de actores se reúne para festejarle el cumpleaños a un productor que tal vez los libre de la desocupación. Pero él se hace esperar y, mientras Dino Escoria no llega comenzarán a desfilar frente a los espectadores las diversas historias que estos expulsados del medio contarán descarnadamente explicando y, tal vez, tratando de explicarse a sí mismos, las razones que los volvieron descartables y olvidados. Las distintas acepciones del término “escoria” circulan por la puesta.¿Pero qué es lo que vuelve genial en su transgresión el nuevo espectáculo de Muscari?Muscari vuelve a romper las reglas, vuelve a crear sin prejuicios ni normas, vuelve al collage pero curiosamente, no se repite. En esa delicada frontera entre ficción y realidad, lo teatralizable aquí, es la vida misma, cruda, descarnada y desopilante a la vez.Mientras los espectadores van acomodándose serán convidados con las bebidas y comidas del cumpleaños, desprevenidos, no sabrán si tomar la gaseosa real o comer el snack que una actriz de trayectoria o una vedette increíble le sirve amablemente. Maravillosamente vestidos, ochentosos, congelados en su tiempo de gloria, ellos esperan engalanados su oportunidad, tal vez la última.Un televisor en un extremo del escenario mostrará videos diversos de todos los que ocuparon un lugar en las pantallas de TV o en las tablas de un teatro allá lejos y hace tiempo.Y en el momento menos pensado cada uno de ellos irá narrando aquellos momentos que los lanzaron a la fama como así también los que los expulsaron a las tinieblas que solemos llamar olvido.La sucesión de fragmentos de estas vidas, de lo que fue y es hoy la “realidad” de sus existencias no da respiro y va generando un in crescendo dramático que lleva al público a la carcajada más franca o a las lágrimas. Entonces ellos repiten los fragmentos que los volvieron memorables en un cruce entre aquella ficción de ayer y esta realidad de hoy que vuelve a poner en jaque, como siempre en las creaciones de Muscari, el concepto de ficción. Repetir sus escenas gloriosas los pone de un modo transitorio en el ahora. El olvido puede ser insoportable.Existe además una tensión entre aquellos que están seguros de poder regresar y los que tienen menos esperanzas.Muscari, acierta en la originalidad de llevar a un teatro independiente a artistas que fueron íconos televisivos, que vienen de productos comerciales de un éxito indiscutido. Pero también acierta en la elección: la chica hermosa de la tanga de los 80’, el portero Efraín de Señorita Maestra, la vedette que salió con el cuerpo pintado por todo vestuario haciendo jadear a los señores de la platea del teatro de revistas, las coprotagonistas de las novelas más vistas, malas, despechadas, psicopáticas, el versátil actor que ganó un Martín Fierro y ya no volvió a trabajar. Aquella dulce animadora infantil que nos invitaba a bailar “la batalla del movimiento”, la rubia bonita de las tiras, la monjita buena y el siempre joven artista que bailaba en Alta Tensión.Todos ellos están en el imaginario popular y todos ellos conocieron el lado B de la fama. Todos estaban instalados en el lugar precario del éxito que frente al olvido se convierte en un yunque muy difícil de cargar.Desacralizados, en carne viva, tejiendo comicidad casi a pesar suyo, los artistas de Escoria transitan el escenario volviendo a vivir y haciendo que el público vuelva a vivir aquellos momentos donde todo era logro. Porque no hay nadie (aunque ahora abjure de ello) que a lo largo de su vida no haya compartido un momento con ellos.La música, desde el inicio en el que Osvaldo Guidi hace el play back de Sergio Denis, hasta el final, tiene el sello de su creador y acompaña a la historia como un signo potente y arrollador.Otra vez Muscari nos sorprende, y Ellos, todos nos conmueven y atrapan porque el lado B de la fama se descubre como el espacio para enarbolar la dignidad que da volver a tener trabajo. El final será inesperado y la espera cobrará otro sentido.La escena argentina agradecida, a Muscari que crea sin pausa con una originalidad infrecuente y a esos jóvenes de ayer que por espacio de una hora y cuarto regresan a nuestro presente salidos mágicamente del arcón de nuestros propios recuerdos .Publicado en Leedor el 19-09-2009

jueves

pipo pescador dice de ESCORIA, luego de verla

Estoy encantado.
que interesante puesta!...verdaderamente un hallazgo.
no puedo decir quièn estaba mejor que quièn porque es tan inesperado y verdadero el juego que se forma entre uds que apasionan al espectador, especialmente si el espectador como yo, forma parte especialìsima de la trama.
es la verdad de nosotros los artistas de los setenta y tambièn la verdad de todos los profesionales que formaron aquel mundo.
la tana, con su presencia rea, tan entrañable, tan emocionada
la rojo, con esa exhuberancia y ese cara de magnetismo de hierro que tiene, capaz de aplanar un estadio,
la magaña, tan hermosa y en forma, con su pelo divino y su presencia mágica, hablando de sus orìgenes y cantando su canciòn legendaria, zapatitos rojos, apasionados...
espero que tengan todo el exito del mundo y que movilicen conciencias, porque lo que hacen engancha con la verdadera cultura de vida que los argentinos debemos adquirir, con la destruccion de los patèticos mundos ilusorios que configuramos cada dìa para no crecer y seguir divinamente, como si nada pasara.
besitos, abrazos y todo mi cariño de colega, de hermano del corazòn.
pipo pescador
FUNCION DE PRENSA
REDEADOS DE MUY BUENOS AMIGOS
Y MUCHO AMOR
LUEGO UNA LIMUSINA QUE NOS LLEVO A COCODRILO EN DONDE SE FESTEJO CON TODO!!!!!!!

GRACIAS A TODA LA GENTE DE COCODRILO POR DARNOS TAN GENIAL RECIBIMIENTO


ESCORIA ESTA DE FIESTA

UNITE
LOS SABADOS
A LAS 21HS Y A LAS 23HS
EN EL TEATRO DEL PUEBLO












SENSACIONES DE HECTOR
mio, director amado........una mas
LA VIDA Y DIOS ESTAN DE NUESTRO LADO
AQUI ESTOY CON TODO MI POSITIVO MOMENTO
GRACIAS POR LA VIDA QUE ESTOY RECOBRANDO
DESDE EL CIELO MI AMABLE Y LUCIDA MADRE GENOVEVA QUE LLEGO A LOS CASI 98 AÑOS
ME ACERCO A VOS Y A TODO EL EQUIPO ACTORAL Y TECNICO DE ESCORIA
LOS AMO CON LO MAS PROFUNDO DE MI CORAZON
GRACIAS.....MIL....... HECTOR F. RUBIO (vulnerable obsesivo asumido)



CRITICA en espectaculos hoy



José María Muscari no deja de sorprendernos con la genialidad de sus creaciones. En esta oportunidad, poniendo el dedo en la llaga de esa ficción que conforma nuestra realidad cotidiana: la televisión. Es ella la máquina que engendra y vomita modelos exitosos, vidas perfectas, cuerpos de porcelana y espíritus sin mancha. Pero cuando las luces se apagan, la temporada termina y el decorado va a parar al depósito, allí es cuando aquellos que encarnan los modelos que la sociedad nos impone se miran por primera vez a sí mismos, desnudos de todo disfraz. ¿Qué queda cuando el éxito pasa? ¿Quiénes son realmente, luego de llevar tantos años el traje de un personaje "querido y recordado por todos"? ¿Por qué la fama y la fortuna les volvieron un día la espalda y los condenaron al olvido? Esas son las preguntas que estos actores y actrices buscan desentrañar, satirizándose y satirizando aquel medio que supo darles todo, pero a la vez haciendo una reflexión profunda que va más allá de la mera nostalgia. La música -sello distintivo de Muscari- acompaña a estos personajes en la espera de un productor que nunca llegará a su festejo de cumpleaños. En el medio, cada uno de ellos dará cuenta de sus momentos más exitosos -con un exceso de histrionismo que no puede más que provocar la risa del público. Y será en ese proceso en donde cada uno empiece a superar -o al menos aceptar- ese presente casi anónimo que les toca vivir. Una excelente crítica al star system caníbal que rige a nuestra caja boba.María Pilar González

Escoria, el lado B de la fama, de José María MuscariDuración: 1 h y 15 min aproxDramaturgia y dirección: José María MuscariElenco: Noemí AlanLiliana BenardHéctor Fernández RubioOsvaldo GuidiJulieta MagañaPaola PapiniMarikena RieraWilly RuanoGogó RojoCristina Tejedor